jueves, 12 de diciembre de 2013

Me levanto sonriendo como siempre, esperando algo, y un espejo en vertical me refleja más fuerte que nadie, más fuerte que ninguna otra. Supongo que me conforma el ser quien quiero ser, el sentirme a gusto con quien soy y lo que espero de mi misma, y a eso se debe la sonrisa, pero incluso yo amante de la la independencia y soledad necesito sentir que alguien me entiende. Salir a la calle, buscando a esa persona que al leerme sabrá de que parte del alma fluyen mis palabras, que entienda lo que grito con tinta en un papel y corazón en mano, que valore de alguna manera lo que soy más allá de ese cuerpo fuerte, e invencible.