martes, 10 de diciembre de 2013

Es sencillo, me cuesta creer que he podido querer tanto a alguien como para que después de tanto tiempo me siga doliendo, porque aún me duele. Aun echo de menos sus caricias, sus susurros, sus miradas dulces, sus miradas de pena y de dolor, sus miradas de miedo, de satisfacción y alegría, sus miradas de aprecio, de cariño. Aquellas buenas noches con los labios rojos de tanto besarnos.