viernes, 8 de noviembre de 2013


Al cobijo de la noche tu y yo sentaditos en la cama, el sol que nos persigue ya no viene hasta mañana, tenemos unas horas para empezar a conocernos y enseñarles a los dioses lo que valen nuestros cuerpos. Vida mía, honremos el milagro de estar vivos, qué el tiempo hará cenizas de los besos que nos dimos, por eso amor mío propongo que disfrutemos porque lo que no hagas hoy mañana lo echarás de menos. 

Yo puedo darte este segundo y este otro pero niña no me pidas que tengamos un nosotros, pues he nacido libre y soy esclavo del placer y no tengo más patria que el cuerpo de una mujer. Búscame cuando la soledad te venza y el frío de la noche pueda más que tu vergüenza en mi encontrarás un paraíso de caricias de técnicas antiguas casi egipcias, de besos y delicias. Y es que en mi cama esta prohibida la rutina, allí no hay religión que nos reprima, ni dios que nos condene al infierno de su ira, no somos de mentira, los pecados son instintos que deliran.
                                                                                                                            Tr3s Monos.